sábado, 20 de junio de 2009

Yeah, like a spider needs a fly...


No suelo tener favoritismos para con las peliculas, pero no puedo dejar de mostrar asombro por lo que Barfly representa.

Conocida en el mundo de habla hispana como El Borracho, Barfly es una pelicula completa, de dialogos impresionantes, tomas exquisitas y un actor de gran calibre como lo es Mickey Rourke (oficial, después de ver The Wrestler y ahora Barfly, Mickey se ha convertido en mi actor favorito).

La historia es sencilla, pero muy bien planificada. Un escritor decadente que se gana la vida bebiendo a todas horas y peleando contra el mesero de su bar favorito ve ganada una pelea y recibe una parte del dinero de una apuesta a su favor.
Con ese dinero, Buk va y prueba la experiencia de otro bar, donde conoce a una mujer de la misma desgracia y comienza una aventura de engaños, mentiras y claro, mucho alcohol.

Claro, muchos dirán que debió ser por que me ha hecho sentir identificado. Y es verdad, ver a ese vagabundo a las dos de la mañana (acá y ahí, ironico) escribiendo en un estado catatonico me hace pensar en mis noches aun amateurs de auto-destrucción.

Además de que la Gaceta Editorial tampoco me ha publicado los ultimos tres cuentos que le he mandado, carajo.

Otra de las razones por la que me gustó mucho la pelicula fue por el hecho de haber cumplido ya una de las 50 cosas que un borracho debe hacer antes de morir (segun el Manual del borracho moderno). Y siendo con la Banda, hasta los brindis sabian mejor.

Listo, tachado.

Y bueno, siento a Skinner decirme lo que a Nelson una vez:

"Miralo bien, Nelson, para allá vas."

El resto de la noche (una que Joseph describiría como: Fiesta en pijamas. Idiota) fue el clasicismo de botella, cenizeros completos y mucha música. Eso de Jose Alfredo, José José y demás rock de relleno.

Que va, hasta el café madrugador supo mejor con estos tiempos tan nublados como los de ahora.

Y ya van empezando los tiempos de hacer el reecuento de daños, se acerca el Blackjack.

Salud.

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