miércoles, 20 de mayo de 2009

[ 1/100 ] Y la interminable busqueda de un trabajo...


La ironía del asunto no está en que esta sea la entrada cien y cumplamos un año con el blog encendido.

Tampoco lo es que, para el mismo caso que sucedió exactamente hace un año, me haya ido de pinta a darme una vuelta por los andadores de café y bar (aunque esta vez fuera inconscientemente, arrastrado por la idea de no saber en donde demonios tengo la cabeza).

Ni siquiera es irónico que a las mismas horas de la mañana hubiese estado en el mismo local de hace un año, esta vez deseando tener el dinero suficiente para volverme a sentar a un café, cigarros y el periodico de hoy (aunque sea dificil relajarse con este, ahora todos andan algo demasiado zombies y las noticias de primer mundo son un sueño lejano).

No, lo verdaderamente irónico de todo el caso es sentarse a leer a María, de Jorge Isaacs y desear que esta vez, por quinceabo turno de lectura ya de la misma, no hubiera tragedia en la verdadera belleza.

Yo que era ese animal de la arrogancia y la auto-destrucción.

En fin, caminar por las calles en busca de empleo (si, porque ahora estoy hechizado por la idea del dinero... para variar) pensaba en la necesidad, nuevamente, de buscar un hogar propio, lejos de los ojos metiches o los prejuicios constantes.

Ademas de que un escritor necesita su pieza de confinamiento solitario, de beber a las once de la mañana y fumarse quince cajetillas al dia pensando en como continuar la frase: "Hacia mucho tiempo que pensaba en la Flaca como una figura totémica..."

En menos de un año, es la idea, largarme de aquí a buscarle ojos a mis letras. A buscar otros alcoholes y sabores, auto-destruirme en formas extranjeras o sencillamente fuereñas, ajenas.

Por ahora el plan solo requiere seguir caminando. Entrar de vez en cuando a un Ristorante, o a un Aggio, y esperar junto al telefono como si fueran a darme malas noticias.

Seguimos con los dias grises, alloviznados y a la incertidumbre de no poder dormir como es debido por culpa de romperme la cabeza.

Y si el tiempo bastante londines me lo permite, tomarle la palabra y reflexionar en lo que ha sucedido, sobretodo el del bien común, no mío, de arreglar un mundo llamado Pangea.

Un año y que sigan llegando las desventuras.

Salud.

1 comentario:

Carlos Esparza dijo...

Ah! Que bien sabe el cafe a esta hora. Y que bien me saben sus palabras, compadre. De un escritor que hace un año no podria admirar de esta manera.

Y no haga rituales al rededor de su vida, que cuando el ritual se rompe, la madurez pesa.

Vamonos a Nayarit, con esas playas, con esas hembras y con esa barra de whisky que no parece tener fin..

Saludos!