domingo, 13 de septiembre de 2009

Crónicas de un desaparecido


Y que Miguel que se casa el Sabado en la mañana.

Ni que hablar del calor matutino esperando algunos votos de supuesta confianza. No, la controversia estaba en el deprimente cuadro sobre la chimenea de una pareja sin vestido ni traje a lo smoking.

Entonces la madre llorando, las fotos repetidas y uno alejado de ese caos marital-familiar fumandome un cigarro en las bancas del registro civil.

Y si, es un cliché pero... Carajo, como pasa el tiempo.

Claro, nos imaginamos cualquier cosa para una pareja de entre 19 y 21 años de edad que estan ya expuestos a la cama matrimonial. ¿Embarazo no deseado? ¿O es que Las Vegas está demasiado lejos como para cometer idioteces del tipo prematuro y alcoholizado?

No es mal humor, ni el cansancio de haber dormido unas cuatro horas. Tampoco la amistad arruinada por correa y vino tinto (del barato, de ese que sabe a uva rancia y madera apolillada).

Es quizás el primer desayuno como el Sr. y la Sra. X. Camarones empanizados y una arrachera te dicen todo. La ensalada y los frijoles no cuentan, son compañías terciarias.

No, que va, lo importante es el pedazo de carne ahumado y los camarones nadando en pan molido frito los que te dicen que uno les da unos meses y hasta ahí.

Vamos, al fin y al cabo, el divorcio está de moda.

Lástima por la falta de contratos prenupciales, las ilusas bendiciones y la cubeta de cerveza que este servidor tuvo que terminarse para no sentir que el mundo se está mandando al diablo.

Y claro, uno a bocanadas de humo y risa.

Salud.

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