lunes, 9 de noviembre de 2009

El regreso del último capitán


-Oye, chaval, que me han contado que estais enamorado ¿Es verdad eso?

-Pues si, Paco. Lo estoy,

-Joder, ¡Si seráis idiota!

-Pues si, Paco. Tambien.

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Y que vuelve, si. Despues de tanto tiempo, el viejo capitán ancló su barco y se detuvo un poco en la taberna.

Y uno espera la pesca de diario. Venir tambaleandose, arremeter contra la vida en arrebatos de coraje y desepción, beberse islas de licor e irse al final mas apoyado en el frío metal de las bancas que con sus propias piernas.

Pero no. La pesca de este dia es la que mas le enorgullece. Porque fue una pesca que atrapó al capitán; y no al revés. Un pez que tiene mas forma de sirena que de pez.

Tan encantadora la dama.

Y el cambio es notable. El saludo fraternal y las usuales burlas de que todo el mundo es idiota porque todo el mundo esta enamorado.

Touché.

No, ya no mas alcohol. Que un frapuchino y yo le digo al viejo Paco: "Para mi, señor, usted ya está muerto." De repente la sirena le mira y este españolete vuelve a rejuvenecer unos dias mas.

Tan muchacho, tan quinceañera.

Entonces lo pienso. Le veo tan feliz, veo al Abraham tan contento y yo no estoy tan lejos de ellos.

Pensar que hace unos cuatro meses nos desviviamos con alcoholes y nos haciamos podrir los pulmones con tabacos de segunda. Que no había día que no anduvieramos de caoticos, misoginos e impulsivos.

Que todo eso quedó atras gracias a Karen, gracias a Dora y en mi caso, gracias a Patricia.

Entonces así, de nuevo, los tres viejos marineros nos reunimos con unos caretos mas joviales. Con tanto gusto de vernos, con tantos cambios, nuevos romances.

Y yo no podría pedir otra cosa.

Salud.

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