miércoles, 7 de octubre de 2009

Travesías, ruiseñores y princesas


Un ataque de epilepsia literaria es una referencia corta para ese impulso de escribir demasiado para tantos proyectos.

El termino me lo adjudico, aunque seguramente alguien ya con anterioridad se haya hecho del chistecito y asi consecutivamente.

No me importa.

El caso es que he comenzado a proseguir proyectos que tenia en mente o los que estaban congelados (aun sin poder decir lo mismo de El Circulo Escorpión o El hotel azul de Mademoiselle Lucy) y eso de cierta forma es bueno.

Y digo bueno porque luego uno no sabe a cual hacerle mas caso. Son como niños.

Hace algunos dias empecé Los quince viajes de Manuel Solera. Y guiandome por el buen progreso que llevo en este, podría decir que sería la primera novela escrita que tendría bajo el curriculum.

La historia es simple: Un hombre que de repente sale de viaje, atravesando todo el país, para acudir al llamado de la mujer que ama, y la que esta en peligro.

Es una novela sencilla, llena de recuerdos y ansiedades.

Lo curioso de este proyecto es que habia comenzado bajo la idea de hacerlo una comédia. Caos bien recompensado.

Pero desde que escribí el final y algunas partes del desarrollo, me he fijado que ha salido algo completamente diferente. Una novela dramatica con tintes desesperantes. De esas que causan ira en contra del autor.

Y no, no es que yo quisiera que esto pasara, pero de repente vienen los ataques de tension inmediata y hay que desquitarse con los personajes.

Sin embargo, escribiré tres finales distintos y el que mas me guste será el que utilize. Por mi salud mental.

Otro de los proyectos, esta vez continuandolos, ha sido El Guerrero Vagabundo.

He terminado de escribir el cuarto cuento (cronologicamente hablando) titulado: La leyenda del Guerrero Vagabundo. La princesa de las dos luces.

Una historia sobre el regreso del Guerrero Vagabundo a la Ciudad de las Plumas. El nuevo mal de la Princesa de alas negras. La maldición. El sello que ha de romperse y el demonio al que hay que vencerse.

Lo que me gusta de este Guerrero es que tiende a ser un soldado metaforico. Una mano que dice que todos necesitamos de alguien de vez en cuando, que nada está perdido aún y que todo puede salir adelante.

Bastante infantil, pero sabiendolo manejar quiza sea menos cursi de lo que aparenta.

Finalmente, un pequeño relato que ya pueden leer en la Comunidad Insilencio: Con la boca llena de plumas (Respuesta al capitulo 7).

Algo un poco erotico, un poco poetico, un poco vengativo. Inspirado en el Capitulo 7 de Rayuela (Julio Cortazar), Con la boca llena de plumas es sencillamente la filosofía de un beso.

Las analogías sonoras, visuales y tangibles. Las aves que recorren la boca entre estar en los labios y separarse sin quererse separar.

Algo como para recitarle a tu chica al oido mientras se estan acostados en cama.

Que se yo. Si les interesa pueden leerlo aquí: Con la boca llena de plumas, por J.P. Medina.

No olviden dejar un comentario. Ya sea en esta entrada o en la del relato.

En fin. Por ahora solo queda retocar un poco los cuentos de El Guerrero Vagabundo; continuar escribiendo las aventuras de Manuel Solera y terminar uno que otro cuento para los concursos que obligan a ponerse atentos.

Ya es octubre, por cierto, y aun sin respuesta del concurso de cuento de Puebla.

Seguiremos cruzando los dedos.

Salud.

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