miércoles, 4 de marzo de 2009

That's Jazz ~


El Jazz tiene la fantastica caracteriztica del ser voluble.

Puedes sentirte asquerosamente melancolico, apabullado, con la fuerza concentrada en la copa y el cigarro. Puedes embriagarte con ella, llorar en seco, pensar (y mas que nada pensar, porque es la ambientación y no un factor que altere) y crear patrones aleatorios a la habitación con los humos.

Y, ademas de ello, tambien puedes volcarte en un ruedo y sentirte atormentado por una energía adictiva, casi imposible de recuperar. Es una fuerza inhumana que elude al tedio y te embarga. La euforia es sorprendente, el ritmo es un brinco y un brinco sin parar.

Eso es lo que le hace mas falta a la ciudad, empaparse con los ritmos intrinsecos de New Orleands. Es increible que despues de tanto tiempo Guadalajara sea capaz de tomar una actitud de melancolía y energía como la que desborda un viejo jazz, con todas sus conscuentes.

El domingo se festejo el cierre del Primer festival internacional de Jazz de Guadalajara, siendo parte de la programación de los festejos del aniversario numero 467 de la ciudad natal.

El Festival se desarrolló en la cuspide de la Plaza de la Liberación, con un publico bastante diverso y una selección moderadamente notable de grupos, cuartetos, trios y grandes bandas del jazz.

El domingo le cayó muy bien. Sin embargo, grupos como Alice in Wonderland o Tom Kessler y Vico Diaz, con su extravagante y nada ambiciosa musica de jazz contemporaneo, parecieron haber arrancado mal el cierre, para los gustos de los conocedores (realmente un grupo de jazz debe estar, por obligado, conformado por lo menos con un buen bajo, un piano o un instrumento de metales y viento. Es la tríada del exito, elementos que Alice... y Tom Kessler no parecieron quererle prestar atencion).

Más allá de ese caos, la noche fue rescatada gracias a la energía desbordante de Guanatos Brass Band y la melancolía agradable, sin prejucios, de Gilberto Cervantes Jazz Orchestra (un conjunto maestro influenciado por los grandes iconos del jazz, como Miles Davis o Charlie Parker), donde todos los errores cometidos en el primer segmento se habian corregido (vamos, como no hacerlo con un repertorio de saxofones tenores, altos, trompetas, tubas, piano, hasta cornetas francesas, per se).

Hasta habia olvidado que estaba solo. Y eso me impresionó mas cuando me vi obligado a regresar. Aun al pesar de que la fiesta apenas empezaba.

Pero la noche estaba a sobredosis. Me encendí un cigarro y caminé por la Avenida Alcalde sin otro gusto que el fresco y las melodias en mi cabeza. Me fundí en el surrealismo urbano. Vi las plazas olvidadas de esa noche conducir un mapa por el suelo, a punta de danza. Vi acomplejarse un sistema nervioso central, los globulos rojos perseguidos por los globulos blancos.

¿Y la neurosis? Lo mismo me da.

Fue tanta mi ambigüedad al caminar, que inconscientemente, al terminar, habia llegado hasta su casa, indeciso por la cuestión de si tocar o no a la puerta.

Otro cigarrillo que me haga juego.

Y yo pensando: "Demonios, tanta melancolía para nada."

Salud.

No hay comentarios: