sábado, 27 de septiembre de 2008

¡Buenos dias, Beatriz!


¡Que bonito es ir al centro! Sobretodo en la mañana, cuando las calles estan desinfectadas de toda esa plaga humana y se puede caminar. Saludar a Beatriz Hernandez en la mañana mientras pasas de largo a la Catedral y te sientas al pie de un arbol en la Rotonda de los Hombres ilustres, entre Jose Clemente Orozco, Enrique Gonzales Martinez e Irene Robledo Garcia, con un triste cafe y el periodico de la mañana, a viento de cigarro y espuma.

Entonces paseas y visitas todo un mundo, el de los que sobreviven y el de los que han perdido ante el capitalismo.

Y los olvidados mundos de la literatura resguardan libros desconocidos, que se van olvidando en algun estante y donde sus autores se vuelven a morir, poco a poco, con mucho miedo. ¿Es que Dostoyevski lo merece? ¿Kafka y Nietzsche por igual?

Mientras tanto, el fresco de la mañana obliga a uno a encender otro cigarrillo, a levantarse el cuello de la chamarra y continuar caminando por la Avenida Alcalde, mirando a los recien llegados abrir sus locales, sin importar que al poco rato, uno se habra olvidado completamente de ahi, cuando comienze a divagar sobre que sucedera en el proximo parrafo del cuento.

Salud.

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