viernes, 23 de julio de 2010

Rastros de un mes


Pues si señores, con este dia ya se hace un mes exactamente que llegué a Puebla con mi espada de madera y zapatos de payaso a comerme la ciudad.

Si bien aun no hay un avance pleno en cuanto al trabajo, de parte literato he avanzando mucho, considerando el poco trabajo que tenia cuando estaba allá en Guadalajara.

Por ahora, mi libro de cuentos ya tiene estimados tres escenciales para su perfección: Ay Lola, que Dolores (que se lo debo a la novia, claro que si), Los perros tambien sufrimos nudos en la garganta (que por ahora esta en fase resumida, tengo mas ideas para ese cuento canino) y El Hotel azul de Mademoiselle Lucy (si, mi capilla sixtina, mi archienemigo mas temido, ese cuento involuntario que lleva mas de un año sin poderse concluir).

Estos por de mientras deben estar terminados para antes de la proxima semana. Y ya entonces tambien pensando en los otros dos o tres necesarios para las cien cuartillas.

Ya hacia falta.

Y digo que hacia falta porque no recuerdo la ultima vez que pude escribir sin prisas (presiones si tengo, de parte laboral).

La novia sigue y a sido un gran apoyo cuidandome siempre las espaldas. Trayendome de comer, llevandome a distraerme cuando estoy preocupado por el trabajo, festejando conmigo mi cumpleaños.

Y vaya, es algo que veo frente a ella y frente a nosotros y no puedo creer que me encante estar aqui.

Contigo, Muñeca, claro que si.

Salud.

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