martes, 13 de julio de 2010

Ceremonias Culinarias


Que si. Por fin con trabajo.

Se que debería sonar mas emocionado, pero no es realmente el trabajo que esperaba; aunque el horario sea excelente y tenga dos comidas al dia gratis.

Lo peor es pensar en el desorden.

No en el desorden como el de la semana pasada. Sino en un desorden del tipo laboral donde todos van y vienen; dentro y fuera de la cocina. Sin pensar siquieramente que hacen, a que ritmo y en que dirección.

Era un zoologico allá adentro.

Pero explicaré.

El nuevo trabajo es algo mas tranquilo, alejado de los bares finalmente.

Se trata de una pequeña fondita, de desayunos y comidas caseras. De esas que vienen con su paquete de tres tiempos y aguas como suplemento alimenticio.

El gerente a resultado ser una buena persona. Y tan convincente como para hacermela de creer que con 60 pesos al dia en un horario de ocho a tres de la tarde alcanzaré para sobrevivir.

Aun asi, mi labor no es complicada.

Se trata nada mas de ayudar al chef en turno. Una señora agradable de buen sazón.

Picar verduras, preparar desayunos sencillos, servir platos. No un mesero, sino un ayudante de cocina. Con sus respectivos arranques del pasado donde me da por atender a las mesas.

Y aun así no puedo dejar de sentirme claustrofóbico.

Allá afuera un nuevo mundo, y yo entre cuatro paredes. Con ordenes de aqui a allá que no son un reto totalmente grande para mi.

Aunque me encanta la cocina. Me relaja guisar, cocinar, preparar. Ser parte de una creación culinaria, de un gusto en boca de todos.

He aprendido ya mucho en lo que llevo ahi.

Pero bueno, eso no quita las otras interrogantes existencialistas. Asi que le daré una semana al trabajo mientras me consigo uno nuevo.

Quizas no tenga la maravilla de horario; pero cualquier cosa es mejor... en cuanto a salario, en cuanto a ambiente y en cuanto a miradas a la ventana.

He dicho.

Por suerte tengo a Cortazar que me sirve de distracción entre las siete y media y las ocho. Entre las nueve y las diez.

Ceremonias. Gran libro.

Si tienen oportunidad, consiganlo. De preferencia para ser cautivados por la Flor Amarilla.

Gracias a la novia por el gesto.

Y aqui seguiré, aceitandome para el nuevo encuentro de concurso. Listo para los XI Juegos Trigales del Valle del Yaqui.

"Ay Lola, que Dolores" promete ser el primero de cinco cuentos para la convocatoria.

Desenme que me rompa una pierna. O por lo menos un dedo. Que me complique las cosas.

Salud.

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