sábado, 31 de mayo de 2008

Tintas y alcohol


Hasta hace algunos años, tenia la ingenuisima idea de que el alcohol no tenia mas labor que la de apartarte del mundo de preocupaciones que por natura y modernidad, todos tenemos. Incluso llegue a tener la estupida idea de que el alcohol era un escape hacia la humillaciòn personal, a la niñeria y a sus consecuentes. Diversiòn, lè Creme & Nate de la poblaciòn cobarde.


Cabe destacar que en ese tiempo era yo un conservador, que inclusive despues de declararme literato en estado (o seudo-literato, porque si lo definimos, escritor es quien crea lecturas y tiene lectores) evitè caer en la represalia del clichè -Alcohol, cigarro y aislamiento indefinido. Touchè- alegando al echo que el estado de ebriedad ensuciaba las letras que nacìan en el papel. Las hacìa extrañas, para el escritor y para el escrito.


Anoche, a un par de años despues de lo habìa sido, comencè una ronda con el dedo sobre la copa, recordando con hilarancia, y hasta burla, lo ignorante que habìa sido. Jamas imagine la verdadera naturaleza del estado inconsciente al que te llevaba el alcohol. Es una libertad, la mayor de todas ellas. Se han roto las barreras, se ha desatado el limitante. Y la moral se ha vuelto un monton de hojas secas, un castillo de arena.


El alcohol hace al hombre un animal (no dirè humano, porque humano, en estos tiempos, significa limitante etico, y algo tan natura como es un animal, es un aplauso a lo que es real) consume por instinto y se es libre. Para un escritor, la libertad en la que uno puede ser, es un tesoro a la incognita de si es o no interesante. Cuando por fin entiendes y razonas cada objeto y cada tema, por fin evolucionas, y te desatas de la involucion.

Que va, por lo menos al fin pude iniciar mi novela... despues de tantos meses y tantos borradores. Y desearia, que se yo, que me pasara mas tiempo en estado de ebriedad (aun si cometo ataques de retrospectiva nostalgica sobre las mujeres de este ultimo año) y mucho menos en estado de moralidad de conjunto.


Salud !

PD: Mando al Diablo a quien me compita lo contrario. Es mi Delirium Tremens, despues de todo.

3 comentarios:

Carlos Esparza dijo...

De nueva cuenta me ha mandado al diablo, pues no comparto su actitud auto-destructiva.

Es de alcoholicos hallarse pretextos, magia oculta dentro de un vaso de whisky, pero es de idiotas dejarse llevar por sustancias. Depender del ingenio del malestar, de esos mareos y esas escenas unicas. Es de idiota volcar al artista por un vicio y al vicio hacerlo un placer casi poetico.

Saludos!

J.P. Medina dijo...

¿Tu crees? Que lastima, sobretodo porque me referi al alcohol como destructor de cadenas eticas, no como apoyo constante para el literato.

De sus puntos buenos para ese medio, es que te acuerdas mas rapido de las cosas. Y para mi, eso es una gran ayuda. Eso de la memoria no me va.

Ademas, escribir sin limitantes es por sobretodo mas bello que sabiendo que tus letras, frente a la moral huamana, son blasfemia y ocasion para la quema de los impurillos.

Que viva el pueblo laico... ¡Ja!

Salud.

J.P. Medina dijo...

Y no me llame artista, camarada, y no me confunda con alguno, porque esa palabra me retumba en los oidos como taladro de dentista.

Soy literato (o seudo literato) y hasta ahi.

Que va, es de idiota volcarme a mi de artista.

Salud.