jueves, 22 de septiembre de 2011

Algunos meses después...



Sombrerin entra a su nuevo hogar despues de un largo dia de pasear con la novia.


Deja sus llaves directamente sobre la pared de la derecha y deja la puerta cerrada dejando la luz de la entrada encendida para evitar los indeseables.


Dentro le espera también Agatha, una mancha oscura de ojos verdes que responde al nombre de un miníno. Se va directo al plato despues de una rafaga de saludos breves. La cocina se mantiene entre la mugre y el orden. El tanque de gas afuera en el patiecito no da signos de vida; y esa parrilla, con los nombres de quienes lo adoptaron, aun espera que pueda empezar a ser utilidad.


En el cuarto se tiende un colchon sobre la derecha de la entrada. "Será bueno para el inviero", piensa Sombrerin y se tiende, quitandose zapatos y encendiendo el televisor.


La computadora se abre cual ventana y hay un silencio en medio de esa azotea, un silencio escaso, interrumpido por los unicos vecinos que se hallan alejados en el mismo tejado.


Pero ese es su tejado, ese es su propio castillo de tres habitaciones.


Han pasado ya algunos meses desde la ultima vez que se escribió en esta bitacora. Los progresos que impedian esta noble causa ahora dan frutos y es hora de revivir el viejo diario.


Aun considerando que el trabajo sigue siendo donde mismo y al horario de siempre, cabe de lleno y gusto considerar que todo vale la pena por el aumento de sueldo que se me ha otorgado.


Si, aun considero que hay explotacion de por medio. Si, tambien creo que muchos de los compañeros son posibles apuñaladores por la espalda. El dinero sigue haciendo a los hombres traidores e interesados.


Pero en eso esta la facilidad de ir solo dos dias. En que puedo tolerarlos solo un par de dias y el resto del tiempo salir con la novia o descansar en casa, mi casa.


Porque ya puedo presumir de ello.


La mudanza fue ardua pero se pudo efectuar con exito. No habia mucho que llevar, pero si el doble de lo que traia cuando apenas llegué aqui, hace ya un año y dos meses de eso, por cierto.


La ausencia de internet y la soledad en aquel espacio de altura me hizo pensar que necesitaba compañia, y ahi fue donde entró Agatha, una pequeña hija de nuestro matrimonio.


Con el tiempo he ido aumentando mas mis bienes. Colchon, cilindro de gas, persianas de baño, cacerolas, garrafón e inclusive mesita y bancas para la misma.


Al tener mi propio espacio no hay necesidad de eliminar mi musica a la hora de hacer el aseo; aunque creo que con el tiempo que llevo aun me falta para poder terminar de lavar toda la ropa que me hace falta (y que creo que para empezar de cero enviaré a la tintoreria).


No me fue dificil. Disfruto de vivir sin el pesar de compañeros de cuarto. Disfruto de mi musica, de mis cuentos y de mis proyectos personales.


Hasta me atrevo a decir que la escaleta de una idea de novela negra va viento en popa, pero de la cual no hablaré hasta estar mas adentrado en el, antes de que prometa algo que se pierda en el olvido.


Con la novia todo ha ido a pedir de boca. Algunas discusiones, como supongo muy sano y natural entre parejas, pero tambien muchas diversiones, momentos romanticos de calibres incomodos para ella y nada mas, asi como deslumbrantes reuniones al café y el nunca abolir de la conversacion.


Me faltan muchas cosas mas, pero ahora si puedo sentirme orgulloso de decir que voy en buen camino, voy aumentando mis bienes y mi patrimonio de poco a poco.


Asi quien sabe, quizas hasta en ese golpe de suerte de mi gata negra, me lleve yo una sorpresa de publicación editorial, o un trabajo menos estresante como lo es aquel bar.


Sueño con los sueños que se van realizando asi.


Y me verán de nuevo de forma constante. Hasta con posibilidades de revivir La vida moderna del Sombre.


Salud.

1 comentario:

Gessekai dijo...

ñañañañañaña :3