sábado, 25 de diciembre de 2010

Tras las campanadas


A las doce nadie se dió cuenta de que ya eran las doce. Todos tan entusiasmados con pasar la fecha juntos y se olvidaron de lo escencial: La fecha.

Si, cené bien. Alcancé a echarme un cigarro y hasta recibí una baraja de poquer para mis noches de suerte atrevida.

Bebí y me marié. Aguanté hasta las seis de la mañana para ver a Santa en television. Donde verdaderamente existe.

Sin embargo, y a pesar de todo, me faltó algo y no fue esta vez la nieve que tanto sueño. Sino la mujer que dejé en Puebla y a la que extraño a pesar de la escasez de dias.

Por fin la oportunidad de llamar y uno siente apachurrarsele el corazón con la voz del otro lado entre el sueño y la alegría de escuchar la primera voz. La de acá.

Los fuegos artificiales silbaron. Las copas tronaron. La noche acalló y solo podía pensar en que el mejor regalo solo lo iría a recibir cuando volviera a ver a esa mujer.

Por suerte, el proximo año, será como uno quiere y no como todos implican.

La navidad llegará hasta el 28. Ahorita solo fue un entremes.

Salud.

2 comentarios:

Gessekai dijo...

FFFFFFUUUUUU
al menos te dieron regalos y tienes familia, yo acabo de hacer cuentas y mas de la mitad de mi familia esta muerta xD
Felices fiestas, inmundo animal >:3
(besitos)

J.P. Medina dijo...

De 50 personas mas o menos de familia, solo veo a los mismos siete u ocho.

Hagamos de cuenta que es lo mismo.

Felices fiestas, Guapisima musa mia.