viernes, 12 de febrero de 2010
Pesadillas y lisonjas
-En 100 años, el ser humano se ha jodido un mundo que tiene mas de 10,000 años girando bajo.
-Y en 100 años, Paco, la humanidad se ha visto envuelta en la mas estúpida de las traiciones al buen romanticismo logico.
-¡Que te follen! Pero tienes razón, chaval.
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Disculparme sería una patada en la entrepierna.
No, no es que sea un insensible con el tema, pero a todo lo que ha sucedido en este pedazo de mundo (e inmundicia, valga la redundancia) lo mas logico es advertirles que a tiempos oscuros, vacaciones no pagadas.
Con todo el perdon del mundo.
Sin embargo, entre los parentesis y la gramatica elemental, es preciso poner al dia a los que aun se pasan por estos lares buscando con morbo las desventuras, aventuras y picardías de este joven tan joven y tan viejo.
El tema en sí es el viejo bar de la Av. Juarez. Fecha y hora desconocida, pero se han metido fantasmas de duda y desconfianza.
Y con lo triste y cansado que es aguantar el agua turbia. En fin.
Paco se ha pasado por ahí el pasado miercoles. La conversacion se llenó de asuntos meteorologicos, infinitos y alejados; así como al minusculo mundo viral, del miedo a la muerte y la felicidad intrinseca.
Cosas de como los compañeros de trabajo andan observando detras de la corniza. Inseguros hasta de la sombra que pisan y que esta a dos metros bajo tierra.
Da gusto. Y tranquiliza. Platicar con un hombre sensato que no es perjudicado por la estupidez ajena.
Y como tratando de cerrar bien la semana, Cierto tambien estuvo desfilando por la ya golpeada barra de madera del Bar.
Y su platica fue mas tranquila, pero la emocion caia en los cuentos mitologicos de las bestias y personajes que caracterizaban el viejo andador 20 de Noviembre.
Mi viejo andador. Carajo.
Adan, Hugo, Jonathan... Richard, Omar y Juan. Compañeros de mesas y de negocio.
A los que iban y venian. Los que no eran de ahi pero eran mas de ahí que cualquiera de nosotros.
A los que crecieron y envejecieron vendiendo las flores, las fotos y los dulces.
Toda esta explosión de recuerdos me hicieron olvidar con gusto el rencor de la amargura y el melodrama telenovelesco que el bar presente ha estado llevando a cargo como planificado y en estrategama.
En unas semanas ya muchos se han ido. Otros han perdido, pero nadie ha ganado.
Y si, se vienen tiempos muy oscuros en el Changos.
Solo esperemos que concluyan antes de que pase a males.
A unos males que me involucren de maneras personales.
Salud.
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