jueves, 16 de julio de 2009
Sigamos ese aroma a Ilsa Lund
"...¿Qué si me acuerdo de cuando nos conocimos?, Boba, como olvidarlo. Apenas levantaba este lugar y ya se nos había muerto otro pianista (Que por cierto, para esas bestias mejor traer dentistas, que no se me olvide preguntar los precios). Y esa noche entraste con toda la elegancia de ser Ilsa Lund. La misma mirada, la misma sonrisa, el mismo encanto de ver una boca tan perfectamente delineada por los bandidos rojos.
Vamos, si hasta tenías incluso ese artilugio de accesorio para la muñeca de un Lazlo que no combinaba con tus zapatitos de tacón..."
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Un pequeño fragmento de lo que viene sobre Yo tambien detesto a Bogart.
Si, por fin di en el clavo con el estilo narrativo que quería, haciendo de este cuento una conversación a una sola voz para enseguida pasar a una carta leída a capela.
¿De que tratará odiar tanto a Bogart? Sencillo, un munco existente contra uno existente. Una aventura inventada y sencillamente basada en una distinta, de brochazos mas realistas.
Es lo que fue y nunca fue. Sabina diría que es añorar lo que nunca jamás sucedió.
Ademas una analogía basada como ha afectado Casablanca al mas triste de los nostalgicos empedernidos.
Que les puedo decir, terminaran detestando a Bogart también.
El viernes el cuento completo.
Salud.
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